Una pintora de la que necesita saberse su contexto para comprenderla en toda su magnitud es Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón.
Nació en 1907 en la Casa Azul de Coyoacán. Su padre Carl Wilhelm (Guillermo) Kahlo, era nacido en alemania de origen húngaro-judio. Su madre, Matilde Calderón y González, era una debota católica de descendencia indígena y española, como somos muchos mexicanos. Tuvo cuatro hermanas y creció en un ambiente femenino.
En algunos de sus cuadros escribió su nombre como Frieda, asumiendo su origen aleman, al hacer referencia así Frieden, que significa paz en alemán según el diccionario.
Contrajo polio a la edad de seis, lo que causó que una de sus piernas fuera más delgada que la otra. Por eso usó siempre faldas largas.
En septiembre de 1925, su camión fue golpeado y su columna dorsal, cuello, costillas, pelvis y piernas se rompieron.
Cien años después de que naciera esta mujer de pintura y anécdotas poco comunes, se reunió en el Palacio de Bellas Artes una buena colección de sus obras.
Uno de los lienzos que más me dio gusto conocer fue El Suicidio de Dorothy Hale, que Frida hizo en Estados Unidos como encargo Clare Boothe Luce, quien deseaba regalar la obra a la madre de la desafortunada suicida de Manhattan. La mujer que encargó el cuadro pidío que se borrara su nombre en la dedicatoria.
Frida plasmó de manera inquietante la caída de la bella pero desesperada Dorothy, que se lanzó desde la ventana de su departamento.
Esta obra no era un tributo común para una familia estadounidense.
El texto del retablo dice así:
"En la ciudad de Nueva York el 21 de octubre de 1938, a las 6:00 de la mañana Dorothy Hale se suicidó al lanzarse desde una ventana muy alta en Hampshire House. En su memoria (...), este retablo fue realizado por Frida Kahlo".
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