Cartas desde Iwo Jima trata la historia de una de las últimas batallas de la Segunda Guerra Mundial en una isla japonesa árida e improductiva. Que sin embargo fue estratégica para Estados Unidos porque instaló en la planicie de la ínsula una pista de aterrizaje para sus bombarderos.
El ejército de samurais enviado a la defensa de Iwo Jima sabía que eran enviados a lo que se convertiría en un cementerio.
La película aborda la historia desde el ángulo de los humanos que sabían que morirían defendiendo una tierra infértil, todo por el amor a la patria.
Sentí que la película puede ser tediosa o difícil después de que a mi madre se le cerraban los ojos en cierta parte de la película (antes de los estruendosos bombardeos), y de que un par de parejas decidió no esperar a que terminaran las 2:10 horas que dura según mis cuentas.
En lo personal me gustó que el “Bueno” (sin el “Malo” ni el “Feo”) Clint Eastwood me hiciera pensar en la guerra y en la historia desde el enfoque humanista al hilvanar una historia redonda sobre un panadero.
Contra lo que esperaba, no es una película proestadounidense.
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