Una película que gira en torno al tema de la vida me mantuvo al borde de la butaca durante los 115 minutos que duró. Hijos del Hombre logró justo lo que me gusta del cine: sentir. Es una lástima que yo haya dejado pasar tanto tiempo en verla, ya que a estas alturas de enero sólo la encontré en el Cinemex del WTC. Aún así, valió la pena hacer el sacrificio de pagar los 40 pesos de estacionamiento, más las entradas, más las palomitas.
Alfonso Cuarón adapta el libro The children of men (1992) de P.D. James, en una historia que describe un mundo futurista en el que la humanidad padece de una inexplicable infertilidad que ha durado 18 años, poniéndola al borde de la extinción.
La película es muy, muy intensa. Hay violencia, lenguaje fuerte, un poco de uso de drogas y algo de nudismo.
Quizá para algunas almas puritanas pudiese resultar inquietante, pero sin duda mantendrá su atención desde el inicio hasta el segundo final.
Además del sorpresivo final de la cinta, en el soundtrak me encantó encontrar los sonidos de King Crimson, ambientando con The court of the crimson king una secuencia que reproduce la portada del disco Animals de Pink Floyd, con puerquitos volando, chimeneas humeantes y toda la cosa.
Ojalá se lleve un Oscar, ya sea Cuarón por la adaptación y edición, o Emmanuel Lubezki por su bella fotografía.
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