martes, 5 de mayo de 2009

Lo que viene tras el virtual paro económico


El virtual paro económico, que ha sido lo peor de la alerta sanitaria por el virus de la influenza A-N1H1, ya pasó. Lo que falta por ver son sus consecuencias.



Al parecer las secuelas sanitarias no serán mayores a las de cualquier epidemia estacional.



Ahora que las cosas comienzan a volver a la normalidad, la pregunta que queda en el aire es si las autoridades sobrereaccionaron al brote de influenza con una medida económica que podría tener algunas ventajas, pero que también podría haber perjudicado a muchos.



El paro económico ha sido una sacudida, y no sólo por los casos de enfermos reportados o por el temblor que azotó el centro de México el 27 de abril, cuando todo mundo caminaba por las calles con su cubrebocas, más por la presión social y simbólica de ver a cientos de personas uniéndose a la psicosis, que por la protección que brindan estos aditamentos que resultan inservibles después de tres horas de uso.



Al expandirse fuera de las fronteras mexicanas, el virus provocó que la Organización Mundial de la Salud declarara estado de pandemia inminente al elevar su alerte de 4 a 5, en una escala de 6; y aunque ese anuncio no impicaba el empeoramiento de la epidemia en México, sino a nivel internacional, las calles quedaron casi desiertas al detenerse prácticamente toda actividad productiva.



Ocurrió un paro económico ordenado por las autoridades. Restaurantes, taquerías, cines, cafeterías, atracciones turísticas y hasta plomerías tuvieron que cerrar sus puertas después que inspectores les visitaban para solicitar que dejaran de funcionar sus establecimientos.



“Pasaron inspectores de la delegación (Cuauhtémoc) a solicitar a todos los establecimientos que cerraran”, según palabras de Félix, un plomero del Centro Histórico que se libró de la visita de las autoridades.



Los restaurantes, de acuerdo con su cámara de industriales, tuvieron una caída en sus ventas de 70% en los días del virtual paro.



Por ahora nadie tiene elementos para cuestionar en términos de salubridad la radical medida, pues el virus sigue siendo estudiado y se desconoce a ciencia cierta su peligrosidad.



De acuerdo con científicos del Instituto Nacional de Investigación Médica de Gran Bretaña, ésta ha sido una epidemia de poca peligrosidad. Parece ser que las secuelas más importantes del brote no serán sanitarias, sino económicas.



¿Cuál será el resultado de este paro económico?



Podría ser que el paro económico sirva para darle un respiro a la economía, así haya sido una medida atinada para detener el brote de la influenza o bien una medida económica que sobrereaccionó a un brote epidémico estacional.



Para remediar la sobreoferta que implica una recesión se necesita reducir el precio de las mercancías para las cuales no hay demanda, con el fin de incentivar su consumo.



Al reducir la sobreoferta hasta que se iguale a la demanda, los empresarios estarán dispuestos a invertir para producir más, lo que creará empleos y generará ingresos.



Desde el lado de la producción, las empresas redujeron sus inventarios acumulados por la crisis, y se ahorraron algunos gastos fijos por honorarios y contratos de trabajo no asalariados. Para los productores que padecían la sobreoferta de sus mercancías, el paro económico pudo ser un respiro.



Para el bien de los inversionistas, también habrá estímulos fiscales, como el 20% de descuento en las cuotas patronales del IMSS anunciadas por la Secretaría de Hacienda.

En el lado de la demanda, la población se encerró en sus casas y aunque se realizaron algunas compras de pánico, el gasto forzosamente cayó al reducirse las posibilidades de encontrar establecimientos abiertos. En otras palabras, podemos esperar una recuperación en el ahorro familiar.



Respecto del ingreso, muchas personas dejaron de percibir sueldos y honorarios. A saber: músicos, trabajadores de la industria restaurantera, trabajadores sin contratos asalariados, taxistas y otros transportistas, entre muchos más.



De acuerdo con el gerente de un restaurante de la colonia Condesa, de 30 empleados, 20 descansaron ante la prohibición de abrir establecimientos al público. Desaparecieron sueldos, se esfumaron propinas.



El circulante monetario previsiblemente fue menor. El resultado será una inflación más baja.



Como siempre, los más perjudicados de este paro económico son quienes tienen menor acceso al ingreso: Los desempleados, los subempleados del comercio callejero, los trabajadores de la industria de servicios y turística.



Lo que puede predecirse con facilidad después de este paro económico, son ofertas en industrias como la turística, que tratarán de recuperarse en la temporada veraniega y recibirán incentivos para superar las secuelas del virtual paro económico.



También podemos esperar una apreciación del peso frente al dólar por los buenos resultados en la balanza comercial, después de que pase la volatilidad que ha causado la especulación en el mercado de divisas con el pretexto de la incertidumbre de los inversionistas ante el brote epidémico.



Además es posible que cientos de establecimientos jamás se recuperen del paro económico. Como siempre habrá perdedores. Si el paro económico fue una sobre reacción, habrá muchos perjudicados que pedirán a los responsables una explicación.



Lo que debe quedarnos es la esperanza de que el paro económico decretado por la alerta sanitaria tenga efectos positivos en la economía igualando a la oferta y demanda de servicios y mercancías.



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